El medico, la muerte y el morir: Necesidad de investigación cientifica

La muerte y el proceso de morir han constituido, desde siempre, tema de angustiada preocupación para la humanidad. Las primeras explicaciones mágicas y, posteriormente mágico-religiosas que la sociedad ofreció al Hombre, contribuyeron, en tantos mecanismos de defensa culturales, a paliar su miedo y sufrimiento ante tan inexorable destino. Sin embargo, con el avance de la ciencia y la tecnología, el médico puede ahora prolongar la existencia (en América Latina, la esperanza de vida al nacer ha pasado de, aproximadamente 50 años, después de la Segunda guerra Mundial, a 69 años, en 1995) (1) y, en muchos casos, retardar o postergar el tránsito letal por medio de transplante de órganos o terapias sofisticadas. Sobre esta base, la humanidad mantiene su esperanza en el poder de la ciencia aunque su temor a la muerte y el morirpermanecen vigentes.

En las últimas décadas, la medicina ha demostrado un renovado interés por el estudio de este universal problema. Tal inclinación deriva no sólo de lo mencionado, sino de la confirmaciónseñalada por Lee y Colbs: "que los galenos usualmente no están preparados para ayudar a sus pacientes en tal trance(2) , a lo cual se aúna la exigencia de la propia condición humana, merecedora de que aquel se produzca con un mínimo de sufrimiento y un máximo de dignidad.

La revisión de la literatura sobre el tema, abundante por cierto, es sin embargo, magra en datos duros de investigación científica. El problema es obviamente complejo y la situación específica exige más la intervención del médico cuidador que la del médico investigador.

En tal virtud, la tesis central de este mensaje tiene dos avenidas: la primera, se orienta a precisar que nuestros aún incipientes conocimientos en este campo dependen más que de una dificultad intrínseca del fenómeno de estudio de la carga emocional que encierra el tema, dificultando el examen objetivo de su problemática. La segunda, que lograr conocimiento válido en este campo no sólo conviene a la buena práctica médica sino que resulta imprescindible para proteger la salud de los "dadores o cuidadores de salud" que deben ejercer su rol profesional en la proximidad del moribundo, y que por esa misma razón, soportan altos niveles de estrés en el manejo de tales situaciones. El estrés elevado se convierte en verdadero factor de riesgo, lesivo para el bienestar fisico, psicológico, familiar y social del propio personal de salud.

La responsabilidad de los Cuerpos Directivos de las Instituciones de Salud que trabajan con pacientes terminales, lamentablemente sobrecargados por las exigencias propias de la atención de este tipo de pacientes, no parecen comprender a cabalidad las necesidades humanas del personal. Diversas observaciones realizadas en ambientes hospitalarios que trabajan, por las razones expuestas, con alta tensión emocional, señalan que el personal no cuenta con los espacios de comunicación adecuados para ventilar tales frustraciones. Coartada tal vía, la posibilidad de derivarla a sus hogares y descargarla en sus cónyuges, hijos u otros seres queridos, dañando, sin intención consciente, a los que más quieren, devíene en un verdadero riesgo profesional. La familia del médico (y de los miembros del personal de tales instituciones de salud) suele estar en riesgo en tales casos y, por ello, debe ser protegida convenientemente. Resulta imperativo, por lo expuesto, que los Directores de tales instituciones protejan a su personal promoviendo y apoyando investigaciones específicas sobre el tema, para, sobre los resultados de las mismas, basar el diseño de los respectivos Programas de Intervención Preventiva.

Finalmente, por la extensión e importancia del problema, coincidimos con Abiven M "' , cuando postula que esta área se ha convertido en una verdadera disciplina, que a su vez requiere de adiestramiento especializado, aunque siempre sobre la base de metodologías y formas de manejo congruentes con la cultura del paciente y, agregamos, del personal.

 

Dr. Alberto Perales Cabrera
Director de la Unidad de Investigación, Facultad de Medicina,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

 

Bibliografía

1. Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud. La Salud en las Américas. Washington D.C. 1998.

2. Lee MA; Ganzini L; Brummel-Smith K. When patients ask about assisted suicide. A view point from Oregon. West J. Med. 1996, 165 (4)295-208.

3. Abiven M. Dying with dignity. Ceylon Med J., 1993,38 (1):3-6.