Telómeros y telomerasa

Los télomeros constituyen la parte final, la punta, de los cromosomas. Los telómeros funcionan como un reloj de la división celular y se reducen con cada división de la célula, alcanzando eventualmente un tamaño mínimo que señala el cese de la división celular. Las células con gran actividad proliferativa, como las de la médula ósea y las células cancerosas tienen largos telómeros y gran actividad de la enzima telomerasa.

En 1961 Leonard Hayflick encontró que las células en cultivo se dividen un número finito de veces, usualmente 40 a 60. Este número se conoció como "el límite de Hayflick".

En 1973, un científico ruso, Alexey Olovnikov, publicó que "el acortamiento de los telómeros sirve como un mecanismo de contabilidad del número de divisiones realizadas". Casi al mismo tiempo, Jarnes Watson publicó, en los Estados Unidos, ideas similares.

En la década del "80" Elizabeth Blackburn descubrió y describió la enzima que extiende los telómeros y la denominó telomerasa.

En 1986, Howard Cooke, en Inglaterra midió el largo de los telómeros en los cromosomas humanos, notando que las puntas eran "mas cortas en las células somáticas que en las células del semen".

En 1990 Bruce Futcher encontró que los telómeros de las células somáticas humanas se acortan con cada división celular, mientras que las células cancerosas no se acortan.

En la década del 90 varias observaciones solidificaron la relación entre acortamiento de los telómeros y el envejecimiento. En 1995 se clonificó la telomerasa humana.

Dos experimentos cruciales en 1997 y 1998 reforzaron la conexión entre el acortamiento de los telórneros y el envejecimiento. En relación al cáncer la relación es más compleja.

En uno de los experimentos se removió, en ratones, el gen de la telomerasa y se observó el comienzo del envejecimiento. El otro experimento, que dio lugar a un gran despliegue noticioso, reveló que, agregando telomerasa a cultivos de células humanas se prolongaba el tiempo de proliferación. Se pensó que se había encontrado la fuente de la vida y la desaparición de la vejez. La observación de los ratones a los que le faltaba la telomerasa demostró que no se desarrollaban bien, se comprometía la

estabilidad de los cromosomas y la integridad de las células. Disminuyó la fertilidad, los órganos reproductivos se achicaron y los testículos, el bazo y la médula ósea degeneraron. Las células cultivadas de estos ratones aun podían transformarse en cancerosas, indicando que la telomerasa, por si misma, no causa el cáncer, que es un proceso de múltiples pasos que requiere la participación de muchos genes.

En la edición del 16 de enero de 1998 de la revista "Science" se reportó el afecto de añadir los genes de la transcriptasa reversa de la telomerasa humana a células normales en cultivo (pigmento de la retina, fibroblastos y endotelio vascular). Los resultados fueron sorprendentes, las células recuperaron su potencial proliferativo, confirmando la relación entre la longitud de los telómeros y el envejecimiento. Estos resultados pueden tener importancia clínica en el tratamiento de enfermedades como la degeneración macular de la retina, las arrugas y la ateroesclerosis.

El hecho de que la mayoría de las células cancerosas tienen largos telómeros y gran actividad de la telomerasa dio origen a la hipótesis de que la telomerasa se requiere para el crecimiento del tumor, mientras que, el acortamiento de los telómeros en las células somáticas normales tiene una función supresora de los tumores. Desde el punto de vista clínico, alterar la actividad de la telomerasa podría tener varias aplicaciones como en el cáncer, en los transplantes, en el SIDA y quizá en el rejuvenecimiento de los tejidos.

La medida de los niveles de telomerasa podría servir para observar la progresión del cáncer. Así 12 de 16 niños con neruoblastoma y gran actividad de telomerasa, murieron, mientras que, solo 2 de 60 con baja actividad de telomerasa murieron.

En el futuro, la posibilidad de utilizar células del mismo paciente y tratarlas con factores virales que aumenten la actividad de la telomerasa, elongando artificialmente sus telómeros, preservará la normalidad de estas células y así no envejecerán.

Otra vez la esperanza de la fuente de la juventud eterna.

Lewis, R. Telomere tales.
Bio Science 1998; 48:981-985

Resumen elaborado por el Dr. Rolando Calderón Velasco.