Enfermedad
cerebrovascular en el adulto mayor
Dr.
Jaime Eskenazi(*)
Sinonimia: Accidente cerebrovascular (ACV), desorden vascular cerebral, ataque
vascular cerebral, apoplejía, infarto
cerebral, isquemia cerebral, infarto blando, stroke.
Historia y nomenclatura (1)
En el año 400 AC, Hipocrates expresó el concepto de "apoplejía" para
referirse a los episodios de adormecimiento y anestesia. También
describió la afasia en una paciente durante la gestación.
A comienzos de 1920,
Egaz Moniz en Portugal, introdujo la angiografía
cerebral.
En 1951, Fisher encontró la relación entre la obs-trucción
de las arterias carótidas en el cuello y la isquemia vascular
cerebral. Afirmó que la trombosis en la arteria carótida
interna, constituía una causa importante de Accidente cerebrovascular
(ACV) y que el embolismo cerebral no explicado, podía originarse
del material trombótico en la arteria carótida. También
describió la patología en los infartos lacunares.
J. M. Reid y M. P.
Spencer en 1972, registraron la primera imagen por ultrasonido de las
arterias
carótidas y su bifurcación.
La tomografía axial computarizada se desarrolló en 1972
por Godfrey Hounsfield y su primera aplicación neurológica
la realizó Ambrose en 1973. Las imágenes por resonancia
magnética nuclear, fueron desarrolladas indepen-dientemente por
Bloch y Purcell.
La aspirina se usó por primera vez en 1950 en la prevención
de la AVC por el Dr. Lawrence Craven.
McDevitt y colaboradores,
describieron la eficacia de la anticoagulación
en 1958 en 100 pacientes con trombosis o embolismo.
Definición
(2, 10, 11,14)
El ACV ocurre cuando
se interrumpe el flujo sanguíneo en cualquier área
del cerebro como consecuencia de un proceso patológico en los
vasos sanguíneos: oclusión del lumen por un trombo o émbolo,
ruptura del vaso, permeabilidad alterada de la pared vascular o cambios
en la calidad de la sangre (Tabla 1).
TABLA
1 |
CAUSAS
DE ACV DEBIDAS A PROCESOS PATOLÓGICOS DE LOS VASOS SANGUÍNEOS
CEREBRALES (10)
|
1.
Trombosis ateroesclerótica.
2. Ataques isquémicos transitorios.
3. Embolismo.
4. Hemorragia hipertensiva.
5. Aneurismas saculares o malformaciones arterio-venosas.
6. Arteritis.
7. Tromboflebitis cerebral.
8. Trastornos hematológicos.
9. Trauma y disección de las arterias carótida y basilar.
10. Angiopatía amilioide.
11. Aneurisma disecante de la aorta.
12. Complicaciones de la arteriografía.
13. Migraña complicada con déficit persistente.
14. Misceláneas.- Displasia fibromuscular, con disección
local de la carótida,
cerebral media o vértebro-basilar; irradiación; infarto
de la ACM
en
traumatismo craneal cerrado; compresión de aneurismas saculares no
rotos, complicaciones de los anticonceptivos orales. |
Epidemiología
(3,5,8,11,14)
Aproximadamente el
70 a 80% de los ACV son de origen isquémico,
10% son debidas a hemorragia sub-aracnoidea y 10% a hemorragias intracerebrales.
Representa la tercera causa de mortalidad y constituye la causa más
importante de incapacidad. La incidencia y mortalidad, son mayores en
el sexo masculino y se incrementan dramáti-camente con la edad.
La incidencia racial varía mucho en los distintos países,
pero en los E.E.U.U. es mayor en la población negra, seguida por
la blanca, siendo menor en los hispanos y asiáticos. Sin embargo,
cuando se analizan estadísticas mundiales, el ACV es menos frecuente
en la raza negra que en la blanca.
La
mortalidad anual ha disminuido desde 1940, debido fundamentalmente
al agresivo manejo
de la HTA (que
acelera la ateroesclerosis y predispone
a la hemorragia intracerebral). Otros factores que han contribuido a
esta declinación son: menor incidencia de cardiopatía reumática
y los progresos en el tratamiento de las enfermedades cardiacas.
Aproximadamente
el 25% de los pacientes que han sufrido una ACV, fallecen durante el
primer año
posterior al ataque.
Factores de riesgo (3,5,8,11,14) La prevención de la ateroesclerosis y sus compli-caciones, continúa
siendo la forma más importante de manejo de la Enfermedad Vascular
Cerebral Isquémica. Para instaurar una profilaxis efectiva, se
deben identificar a las personas pronas a contraer un ACV (Tabla 2).
La hipertensión sostenida, evidencia electrocardiográ-
fica de hipertrofia ventricular izquierda, diabetes mellitus, hipercolesterolemia
y el consumo de cigarrillos, distinguen al 10% de la población
con un 33 a 50% de exceso de riesgo de padecer un ACV. Factores de riesgo
no modificables incluyen: edad, género, raza y herencia.
TABLA
2 |
FACTORES
DE RIESGO EN EL ACV ISQUÉMICO (4)
|
a. Factores de riesgo modificables y bien documentados
(valor establecido).
• Hipertensión
arterial.
• Enfermedad cardiaca.
• Fibrilación auricular.
• Endocarditis infecciosa.
• Estenosis mitral.
• Infarto de miocardio reciente.
• Tabaquismo (consumo de cigarrillos).
• Enfermedad por “Sickle cell”.
• Isquemia cerebral transitoria.
• Estenosis carotidea asintomática.
b. Factores de riesgo potencialmente modificables.
• Diabetes
Mellitus.
• Hiperhomocistinemia.
• Hipertrofia ventricular izquierda.
c. Factores de riesgo no modificables.
• Edad.
• Género.
• Factores familiares y herencia.
• Raza y grupo étnico.
• Localización geográfica.
|
Hipertensión
arterial
- La HTA está presente en más del 30% de la población
mayor de 40 años. Constituye el factor de riesgo tratable más
importante para la prevención de un infarto cerebral isquémico,
hematoma intracerebral y hemorragia sub-aracnoidea. El riesgo se incrementa
directamente con la elevación de la presión diastólica
y/o sistólica, en ambos sexos y en todas las edades. El riesgo
se incrementa hasta cuatro veces, cuando la PA sistólica es igual
o mayor a 160 mm Hg y la diastólica mayor o igual a 95 mm Hg.
La mayor asociación se da con la PA sistólica, la cual
presenta un incremento prevalente con la edad.
Múltiples estudios han demostrado que una efectiva terapia antihipertensiva,
reduce la incidencia y mortalidad por ACV en aproximadamente 40%. Este
efecto es más marcado en el adulto mayor.
Enfermedad cardiaca
La Fibrilación auricular (FA) c/s enfermedad valvular, correlaciona
directamente con el riesgo de sufrir un ACV y se incrementa con la edad,
hipertensión, isquemia cerebral transitoria (TIA) o ACV previo.
La prevalencia de FA en personas mayores de 40 años es de 2.3%
y en mayores de 65 se eleva a 5.9%. Se asume que el mecanismo sería
por embolia desde la aurícula izquierda. La prevención
más efectiva, se realiza a través de la anticoagulación
oral con warfarina. En pacientes que no pueden ser anticoagulados, la
aspirina es suficiente.
La enfermedad valvular
representa otra heterogénea categoría
de riego. Especialmente en aquellos pacientes con válvulas prostéticas
mitrales, la anticoagulación es mandatoria. También la
enfermedad reumática y en menor grado la estenosis valvular mitral
no reumática, constituyen factores sustanciales de riesgo.
La enfermedad coronaria
incrementa el riesgo al doble. El ACV ocurre en 1-3% de todos los infartos
agudos
de miocardio y el porcentaje se
eleva a 6% cuando el infarto es de la pared anterior. El mayor riesgo
está presente durante la primera semana posterior al infarto.
Por otro lado, son importantes indicadores de enfermedad coronaria: TIA,
ACV y estenosis carotídea asintomática.
El riesgo se triplica
cuando se demuestra, a través de un electrocardiograma,
la presencia de hipertrofia ventricular izquierda.
Consumo de cigarrillos
Constituye un factor
de riesgo independiente. Fumadores de 40 cigarrillos diarios, corren
el doble
de riesgo que aquellos que fuman menos de 10
cigarrillos diarios. El número de cigarrillos que se fuma por
día, se relaciona positivamente con el riesgo de sufrir un ACV.
Diabetes
Factor de riesgo
independiente para el infarto cerebral aterotrombótico.
El riesgo es mayor en mujeres que en hombres. Existe evidencia de una
relación directa entre los niveles de glicemia y el riesgo de
ACV.
Lípidos
Existe una relación positiva entre los niveles de colesterol
total y trigliceridos, y una relación negativa de los niveles
de HDL, con la ateroesclerosis cerebral. Esta relación persiste
en el adulto mayor.
Alcohol
El consumo de alcohol
agudo y crónico, se relaciona con el ACV
tromboembólica y hemorrágica en hombres. En mujeres el
consumo diario de 5-14 gramos incrementa el riesgo de hemorragia sub-aracnoidea.
Viscosidad
sanguínea
El flujo sanguíneo es inversamente proporcional a la viscosidad
sanguínea. Niveles elevados de hematocrito y fibri-nógeno
se relacionan con un mayor riesgo de desarrollar un ACV.
Hiperhomocistinemia
Recientemente implicado
como un factor independien- te de riesgo para enfermedad cardiaca,
ACV y
ateroesclerosis. Pacientes con homocistinurea,
con niveles elevados de homocisteína (debido a un defecto genético),
están propensos a desarrollar prematuramente ACV o infarto agudo
del miocardio. Homocisteína produce toxicidad directa al endotelio
y es trombogénica.
Ataques
isquémicos
transitorios
El término ataque isquémico transitorio (TIA), se refiere
a aquellos episodios temporales de disfunción cerebral focal no
convulsiva, que se resuelven completamente dentro de las primeras 24
horas y que usualmente duran sólo de 5 a 30 minutos.
La incidencia de
TIA es de 31 a 110 por 100,000. La incidencia se incrementa cada década entre los 45 y 75 años. Es el doble de veces
más frecuente en hombres que en mujeres.
La mitad de los pacientes
con TIA son hipertensos, 18% son diabéticos,
36% presentan cardiopatía coronaria y 17% presentan enfermedad
vascular periférica, 20% han presentado un infarto cerebral previo.
Los pacientes con TIA, presentan un riego 16 veces mayor que la población
correspondiente de la misma edad y sexo, de sufrir un infarto cerebral.
El riesgo de ACV asociada a TIA es de 5-6% por año, siendo mayor
el primer mes. Aproximadamente el 36% de los infartos cerebrales ocurren
dentro del primer mes posterior al TIA y 50% al final del primer año.
La mayoría ocurre en la misma distribución arterial.
TIA en la distribución carotidea puede producir: ceguera monocular
o ataques hemisféricos. Cuando ocurren simultáneamente
se debe sospechar estenosis u oclusión carotidea. Pacientes con
TIA hemisférico detentan un peor pronóstico que aquellos
con eventos retinales.
Pacientes menores de 65 años con TIA presentan mayor riesgo de
mortalidad que en la población general y la muerte es 3-4 veces
más frecuente por enfermedad cardiaca que por ACV.
Edad avanzada
La edad constituye
el factor determinante y de mayor riesgo. La incidencia de ACV se duplica
cada
década después del grupo etario
de 35-44 años hasta el grupo de 75-84 años. La mayoría
de casos se presenta después de los 65 años.
Género
Es más frecuente en hombres que en mujeres, hasta la octava década
en que es más frecuente en mujeres.
Herencia
Existe una mayor incidencia en personas con historia de familiares de
primer grado que han sufrido un ACV y con historia materna de muerte
por ACV.
Manifestaciones clínicas (1,2, 11,14)
El inicio es generalmente
súbito. En algunos casos de infartos
trombóticos, puede haber una evolución fluctuante o progresiva.
Se sospecha infarto embólico cuando: se alcanza el máximo
déficit desde el inicio, hay múltiples infartos en más
de un territorio vascular, hay evidencia de embolia sistémica
en las extremidades u otros órganos. Sin embargo, es muy difícil
(basado sólo en el cuadro clínico), diferenciar una etiología
trombótica de una embólica.
Se debe diferenciar
si el compromiso es de la circulación anterior
(carotideo: 80% de los casos) o de la circulación posterior (vértebro
basilar: 20% de los casos). Síntomas de compromiso carotideo incluyen:
pérdida visual monocular ipsilateral, hemianopsia homónima,
hemiparesia o hemihipoestesia, contralaterales, disartria o afasia. Síntomas
vértebro basilares incluyen: pérdida visual binocular,
vértigo, ataxia, paresia alterna, disartria, disfagia, diplopia,
etc.
Diagnóstico (1,2,5, 11,14)
El fin de la evaluación es establecer el diagnóstico
de un ACV, causa y manejo en las primeras horas.
Se deben solicitar
estudios básicos de laboratorio: hemograma,
recuento de plaquetas, velocidad de sedimenta- ción, tiempo de
protrombina (INR), tiempo parcial de tromboplastina, glucosa, úrea,
creatinina, perfil de lípidos, VDRL y examen completo de orina.
En casos especiales se deben descartar trastornos hipercoagulables o
el síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos. No existe
indicación para una punción lumbar, al menos que se sospeche
de infección como causa del ACV. Otras pruebas incluyen: Rx de
tórax y electrocardiograma.
La tomografía axial computarizada sin contraste realizada al
inicio, está indicada para descartar hemorragia y también
para la discriminación de lesiones no vasculares como los tumores
cerebrales que pueden debutar con signos neurológicos focales.
La RMN resulta superior, sobre todo en las lesiones de la fosa posterior.
Las técnicas de difusión perfusión en las fases
iniciales, están siendo activamente investigadas en la diferenciación
de isquemia e infarto. La difusión por RMN demuestra anormalidades
en más del 95% de pacientes.
El Doppler carotideo
permite evaluar el grado de estenosis u oclusión
de las arterias carótidas. La angiografía está indicada
en los posibles candidatos a endarterectomía o cuando se sospecha
vasculitis, disección arterial u otra vasculopatía. La
angiografía está siendo reemplazada en algunos casos por
la angioresonancia.
Manejo del paciente con ACV agudo ( 2.5,6,7, 11,14)
Se debe mantener
una adecuada oxigenación tisular. La hipoxia
produce metabolismo anaerobio y pérdida de la energía almacenada,
con el consecuente incremento en la extensión del daño
cerebral y un peor pronóstico. Las causas más frecuentes
de hipoxia incluyen: obstrucción parcial de la vía aérea,
hipoventilación, neumonía aspirativa y atelectasia. Cuando
esté indicado, el paciente debe ser intubado. No se ha demostrado
beneficio con el suplemento de oxígeno.
La hipertensión encontrada durante la fase aguda, se explica
como una respuesta fisiológica a la hipoxia tisular, con pérdida
de la regulación de los mecanismos compensatorios; estrés,
hipertensión crónica, hipertensión endocraneana
o una vejiga llena. En la mayoría de los pacientes la presión
no debe ser disminuida rápidamente porque esto podría causar
mayor daño neurológico; por lo que no es recomendable el
uso de drogas antihipertensivas por vía parenteral, ni de agentes
sub-linguales de acción rápida.
Estudios experimentales
han demostrado que la hipotermia disminuye el tamaño del infarto cerebral, pero no existen datos clínicos
al respecto.
Tratamiento
de las complicaciones neurológicas agudas
Las complicaciones
agudas más importantes son: edema cerebral
e incremento de la presión intracraneal, convulsiones y conversión
hemorrágica * con o sin formación de hematoma.
La muerte durante
la primera semana es debida generalmente al edema cerebral. Sólo 10 a 20% desarrollan edema que produzca deterioro
clínico. El edema cerebral alcanza su pico entre los 3-5 primeros
días y no resulta un problema en el primer día del ictus,
excepto en personas con infartos cerebelosos grandes. La hipertensión
endocraneana (HTE) puede ser debida a hidrocefalia secundaria. No se
ha demostrado en estudios clínicos controlados, que el uso de
Furosemida o Manitol controlen el edema cerebral, sin embargo, su uso
es frecuente en el tratamiento de estas complicaciones. Los corticoides
no están indicados en el manejo del edema cerebral asociado a
ACV.
Las convulsiones en el período agudo se reportan en 4 a 43%
de los casos, generalmente ocurren en las primeras 24 horas y son de
tipo parcial con generalización secundaria. Convulsiones recurrentes
se reportan en 20 a 80% de los casos. No existen datos sobre el valor
profiláctico de los anticon-vulsivantes, por lo que los pacientes
que no han convulsionado no deben recibir medicación antiepiléptica.
Aproximadamente 5%
de los infartos isquémicos su-fren transformación
hemorrágica *.
* Nota.- La conversión o transformación hemorrágica
se debe a la reperfusión del tejido infartado.
Tratamiento
antitrombótico y
con antiagregantes plaquetarios La heparina está indicada en un grupo selecto de pacientes con
ACV cardiembólico aguda no hemorrágica y no séptica,
y se asocia con una menor recurrencia de eventos vasculares. Se debe
considerar, que la heparina podría incrementar el riesgo de transformación
hemorrágica, inducir trombocitopenia o trombosis vascular. Los
heparinoides de bajo peso molecular son más inocuos y podrían
mejorar el pronóstico.
La terapia trombolítica tiene por finalidad producir la lisis
del coágulo y restablecer la circulación normal, mejorando
el pronóstico neurológico. Lisis temprana del coagulo
y recanalización se ha reportado en 50% de los pacientes tratados
con urokinasa intra-arterial. Prourokinasa (PROACT-II)(12) por vía
intrarterial dentro de las primeras seis horas del ictus ha demostrado
eficacia para mejorar el pronóstico.
Trombolisis endovenosa
con el activador de plasminó-geno tisular
(t-PA) constituye el estándar del manejo neurológico en
las primeras tres horas del inicio de los síntomas, tiempo que
limita su uso en muchos pacientes. La dosis es de 0.9 mg/Kg infundida
en una hora, el primer 10% en bolo. La dosis máxima no debe exceder
de 90 miligramos.
Numerosos antiagregantes
plaquetarios: aspirina, ticlopidina, clopidogrel y la combinacion de
aspirina-dipiridamol,
están disponibles para
la prevención secundaria. La aspirina reduce el riesgo en aproximadamente
30% y las dosis varían entre 81 y 1,300 mg/d. Los efectos secundarios
son fundamentalmente gastrointestinales.
La ticlopidina ejerce
su efecto impidiendo la agregación plaquetaria
mediada por la adenosina difosfato. Prolonga el tiempo de sangrado más
que la aspirina y resulta ser más efectiva, particularmente en
mujeres en el primer año posterior al ictus. La dosis es de 250
mg bid. Efectos secundarios incluyen: neutropenia, rash y diarrea.
Clopidogrel(9) es
un antagonista del receptor plaquetario de la adenosina difosfato.
El estudio CAPRIE
(9), sobre 19,185 pacientes con EVC previa,
infarto de míocardio o enfermedad arterial periférica ateroesclerótica
sintomática, demostró que Clopidogrel 75 mg/d, era 8.7%
superior sobre la aspirina 325 mg/d. La tolerabilidad de esta sustancia
es excelente.
Dipiridamol
es un inhibidor de la fosfodiesterasa que incrementa los niveles de la
adenosina
monofosfato
cíclica y como consecuencia
de ello disminuye la adhesión plaquetaria y subsecuentemente la
agregación. La eficacia de esta sustancia es cuestionable. El 2º estudio Europeo para la prevención de la EVC investigó pacientes
con EVC previa o TIA, y los trató con una combinación de
aspirina 25 mg y dipiridamol 200 mg (de liberación controlada)
dos veces al día versus placebo. Concluyeron que: la combinación
de ambas era superior al placebo y significativamente superior a cada
droga individual. El dipiridamol permitía un efecto aditivo sobre
la aspirina. Efectos colaterales incluyen: molestias gastrointestinales,
dolor de cabeza y vasodilatación.
La combinación de Clopidogrel y Aspirina ha sido revisada en
múltiples estudios (15-19), la cual ya ha demostrado eficacia
para prevenir eventos recurrentes de Angina Inestable u otros eventos
coronarios (CURE) y en pacientes con Stents coronarios (4.4% de pacientes
tenían historia de ACV). La combinación de terapias que
inhiben la función plaquetaria por más de un mecanismo,
resulta ser más eficaz que la terapia individual. Ha demostrado
ser segura, con sólo un 1% de incremento en sangrados mayores
y sin mayor riesgo de hemorragia cerebral o muerte. La respuesta a esta
terapia combinada está siendo evaluada en el estudio MATCH que
compara la eficacia de Clopidogrel plus aspirina versus Clopidogrel sólo
en 7,600 pacientes. La
endarterectomía carotidea ha sido recomendada para pacientes
con estenosis carotidea sintomática con más del 70% de
obstrucción. El cirujano que realice el procedimiento debe tener
una morbilidad y mortalidad quirúrgica menor al 3%.
Neuroprotección
(11,13,14)
TABLA
3 |
RELACIÓN
DE SUSTANCIAS ESTUDIADAS COMO
TERAPIAS NEUROPROTECTIVAS
|
1.
Antagonistas de los canales de calcio voltaje-sensitivos:
nimodipino, darodipino,
flunarizina.
2. Antagonistas no competitivos de NMDA:dextrometorfano, eliprodil,aptinagel,
remacemida.
3. Antagonistas competitivos de NMDA: selfotel.
4. Moduladores de los canales de calcio: eliprodil. ACEA-1021.
5. Antioxidantes: tirilazad, dysmutase superoxide.
6. Antagonistas de los receptores AMPA y Kainate: NBQX, YM90K.
7. Inhibidores pre-sinápticos del GABA: chlomethiazole.
8. Moduladores pre-sinápticos de la liberación
de glumato: riluzole.
9. Análogos de adenosina: propentoxifylline.
10. Antagonistas de Calpain: AK-275.
11. Factores de crecimiento de polipeptidos: factores de crecimiento
de fibroblastos.
12. Moléculas antiadhesión: anticuerpos contra
ICAM-I, CD11b/18.
13. Síntesis de phosphatidylcholine:citicolina
14. Inhibidores de la apoptosis: cicloheximide.
|
Cuando se produce
una isquemia aguda, se puede evitar que gran cantidad de tejido neuronal
sea dañado irrever- siblemente, con estrategias
neuroprotectivas. En estudios preliminares, Clomethiazole un agonista
del GABA, no ha demostrado eficacia en un estudio realizado en 1198 pacientes.
Otra sustancia: Cerebrolysin (CERE) un nuevo y potente agente que actúa
sobre el metabolismo del calcio neuronal y tiene efecto neurotrófico,
ha demostrado eficacia en estudios preliminares. La hipotermia ha demostrado
eficacia en modelos de experimentación animal y está siendo
explorada en humanos.
Hasta la fecha, ninguna
sustancia ha demostrado eficacia en la neuroprotección
de un evento vascular cerebral.
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(*)
Médico Neurólogo del Servicio de Neurología
de la Clínica Ricardo Palma. Profesor Invitado de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
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