Semblanza del Doctor Carlos Alberto Battilana Guanillo
(1945 - 2009)

Graciela Risco de Domínguez (1)

El 15 de setiembre, en forma repentina, parte Carlos Battilana, como cuando partía a uno de sus muchos viajes, apurado, sin tiempo para despedirse, pero esta vez fue un viaje sin retorno. Carlos deja un enorme vacío en todos los que lo conocimos, su inteligencia y dinamismo, su optimismo, su gran sentido del humor, su calidez humana y su carisma hacían que en su compañía cada uno se sintiera como frente a un amigo de toda la vida. Carlos fue un ser humano extraordinario, de esos pocos que dejan huella perdurable en todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo.

Destacó desde pequeño por su inteligencia y sus dotes personales, fue el mejor alumno y presidente de la promoción 1962 del Colegio Claretiano. Decide estudiar Medicina e ingresa a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) en 1963, fue un estudiante brillante, reconocido como líder por sus compañeros por su inteligencia, su personalidad carismática, su gran facilidad de palabra y su sentido del humor, oportuno y agudo, capaz de amenizar una conversación o de romper la tensión en momentos difíciles. Su dedicación al estudio no le impidió ser dirigente estudiantil, se incorpora al FUEM (Frente Unido de Estudiantes de Medicina) que significó una renovación del sentido de la dirigencia estudiantil. Hace sus estudios de Clínica Médica en la Sala Santo Toribio del Hospital Dos de Mayo, allí conoce a mi esposo, el Dr. Pedro Domínguez, y a partir de ese momento se desarrolla entre ambos una relación de mutua admiración, aprecio y respeto que duraría por toda la vida, y que se convertiría luego en una profunda amistad, pero que siempre mantuvo esa distancia y a la vez cercanía de una relación entre un maestro y su discípulo. Se graduó de Médico en 1971 con la tesis: “Estudio Clínico de la Enfermedad Miocárdica Primaria (Cardiomiopatía). Observación de 26 casos”, trabajo en el que Pedro fue su asesor y que obtuvo el premio Merck Sharp & Dohme a la mejor tesis de Medicina en 1972.

En 1971 viaja a Estados Unidos de Norteamérica para perfeccionarse en Medicina Interna, primero en el Hospital Union Memorial, afiliado a la Universidad de Johns Hopkins y luego en el Henry Ford, donde llega a ser Jefe de Residentes.

En 1974 es admitido por la Universidad de Stanford para especializarse en Nefrología, y luego pasa Laboratorio de Fisiología Renal de la misma Universidad para hacer investigación.

En 1978, retorna al Perú, lleno de conocimientos y con un gran afán de servicio, busca una plaza en un hospital público, cosa que resulta imposible. Se incorpora a la recientemente creada Clínica San Borja como médico internista y nefrólogo, poco tiempo después, junto con la Dra. Vilma Santivañez, crea el Centro de Hemodiálisis, que llegó a ser uno de los más prestigiosos del país gracias a su liderazgo y al excelente equipo humano que convocó. En el aplica todo lo aprendido en Stanford, investiga y publica febrilmente y forma a un importante grupo de nefrólogos. A la par con su actividad de investigación realizaba su labor asistencial con la mayor dedicación a sus pacientes, brindándoles no solo su ciencia sino también su trato deferente y cálido.

Una de las grandes pasiones de su vida fue la docencia, que desarrolló desde sus épocas de estudiante universitario hasta el día de su muerte. Siendo estudiante de medicina fue profesor en una academia preuniversitaria e instructor de Neuroanatomía en San Fernando. En Stanford fue profesor de Fisiología Renal y de Nefrología. Al retornar al país, en 1978, se incorpora a la docencia en San Fernando, como profesor auxiliar llegando a ser Profesor Principal en 1991. Su actividad docente en San Fernando fue muy intensa, tanto en pregrado como en postgrado. Fue miembro del Consejo de Facultad de Medicina entre 1988 y 1989, desde allí impulsó el Seminario de Reforma Curricular, evento que marcó un hito en la vida académica de San Fernando. Fue un profesor muy querido por sus estudiantes, por el desprendimiento con que brindaba sus conocimientos, por su capacidad didáctica y su gran calidez personal, lo que le ganó el ser nominado el mejor profesor de Nefrología. El numeroso grupo de los que fueron sus alumnos lo considera un gran maestro, uno de esos hombres que deja un recuerdo imborrable, no solo por su ciencia sino también por su ejemplo, su trato humano con los pacientes, su apoyo incondicional en aspectos personales y humanos de sus alumnos, las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas para ellos. Siempre se mantuvo actualizado en los más variados temas de las ciencias básicas y de la clínica y estuvo dispuesto a compartir sus conocimientos con sus colegas, ello, unido a sus cualidades como docente, hizo que fuera convocado como expositor en numerosos eventos médicos, a nivel nacional e internacional, tarea que desarrollaba con entusiasmo. Fue miembro de 15 sociedades científicas y instituciones profesionales, entre ellas de la Academia Nacional de Medicina, de la que fue Académico de Número, del American College of Physicians, y de la Sociedad Peruana de Medicina Interna de la que llegó a ser presidente y organizador en tiempo record del Congreso Mundial en 1998.

Otra de las grandes pasiones de su vida fue la investigación científica, esta la desarrolló a plenitud en Stanford, donde hizo importantes descubrimientos sobre los mecanismos que gobiernan el transporte de iones y la concentración de la orina en el Asa de Henle, los que dieron origen a 5 publicaciones en revistas internacionales y numerosas presentaciones en congresos.

Fue promotor de la investigación científica entre los estudiantes de medicina; a partir de 1990 y durante 8 años consecutivos, fue designado asesor del Congreso Nacional de Estudiantes de Medicina, que se realiza anualmente en Lima ó en provincias. Realizó intensa investigación científica en el Centro de Hemodiálisis de la Clínica San Borja como dijimos anteriormente, publica 25 artículos científicos y hace innumerables presentaciones en congresos nacionales e internacionales.

En 1991 con un grupo de destacados profesionales, funda IPICA, el Instituto Peruano de Investigación Clínica Aplicada, para promover y brindar apoyo económico a los jóvenes investigadores y ofrecer cursos seminarios y talleres de educación médica continua.

En 1995 pasa a ser Director Médico de Productos Roche Q.F.S.A. y llega a ser Director Regional, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento. En el año 2005 crea el Área de Investigación Clínica de Roche, forma un equipo de 26 personas que bajo su liderazgo desempeña una excelente labor que les valió obtener el primer puesto en investigación clínica en la región en agosto de 2009.

El año 2005 la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) me encarga crear la carrera de Medicina; la primera persona en quien pensé fue Carlos, conocía de su destacada trayectoria por Pedro, mi esposo. En los últimos años cuando nos encontrábamos siempre el recuerdo de Pedro nos acercaba, conversábamos sobre la necesidad de innovar en educación médica en el Perú. Hablábamos sobre crear una nueva escuela de medicina y una y otra vez surgía la misma pregunta ¿cuándo?. Hasta que al fin el 2005 llegó el momento, convoqué a Carlos, aceptó inmediatamente, a pesar de sus múltiples compromisos y nos pusimos a trabajar. A sugerencia de Carlos, se incorporó al equipo José Piscoya, compartíamos el mismo interés y teníamos habilidades complementarias, tuvimos la oportunidad de soñar y de plasmar en la realidad nuestro ideal de educación médica. Nos propusimos formar un médico más cercano y compasivo con sus pacientes, con valores éticos, con sólida formación científica, conocedor de la realidad de salud de la población y comprometido con mejorarla, también nos propusimos innovar en la metodología de enseñanza. Completamos el proyecto de la Escuela de Medicina, lo presentamos a CAFME y fue aprobado, cosa que no había sucedido en los 9 años de funcionamiento de esta Comisión. La Escuela de Medicina empezó a funcionar el 2007, Carlos asumió el Decanato de la Facultad de Ciencias de la Salud. Trabajar con Carlos fue un privilegio, pude conocer de cerca sus cualidades personales, su sabiduría para resolver situaciones difíciles, su capacidad de trabajo, su humor tan oportuno para romper tensiones y su firme compromiso con los ideales que compartíamos. Su participación fue fundamental, daba credibilidad al proyecto, nos infundía optimismo y seguridad, sus excelentes relaciones humanas nos abrían puertas, nadie se resistía al pedido de Carlos.

Se ha ido un gran hombre, grande en todas sus dimensiones, la de médico, maestro y amigo, pero nos deja su ejemplo y una gran inspiración para seguir trabajando por las rutas que nos ha trazado.

1 Vicerrectora Académica, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).