Sicoterapia en la práctica clínica

Raúl León-Barúa (1)

Con alguna frecuencia he tenido pacientes que me han consultado por situaciones como la que voy a narrar a continuación.

.A una señora le habían hecho los siguientes diagnóstico y pronóstico: "Usted tiene cáncer muy maligno. Por experiencia estadística, le quedan 3 meses de vida. Arregle con su familia todo lo que sea necesario". Y la señora, desesperada, me preguntó: "Doctor, ¿es esto verdad?".

Después de hacerle historia clínica, examinarla y revisar sus exámenes auxiliares, mi información fue: "Sí, tiene un tumor que no es bueno (no hice mención de cáncer, que es un nombre que atemoriza horriblemente a muchas personas). En lo que respecta a los 3 meses de vida, eso no me atrevería a afirmarlo, porque sólo Dios sabe cuándo va a ocurrir nuestra partida de este mundo". Y pidiéndole permiso para decir algo en broma, lo cual me lo autorizó: "Señora, otra razón, porla que tampoco me atrevería a darle un tiempo límite de vida, es que he conocido a muchos pacientes que han asistido al sepelio del médico que las había desahuciado". La señora se rió, y yo continué: "Y algo muy importante que ha sido demostrado científicamente: Cuando una persona se hunde emocionalmente, sus mecanismos de defensa, en especial ciertas células que la protegen de infecciones y tumores, disminuyen en forma marcada, exponiéndola a que su enfermedad se agrave". Estaba haciendo mención de los linfocitos citotóxicos y las "natural killer cells" ("o células asesinas", que se reducen cuando se presenta depresión(1). "Y entonces, señora, ¿se va a dejar hundir emocionalmente, con la consecuente disminución de sus mecanismos de defensa, o va a luchar contra su enfermedad tratando de controlarla?" La paciente decidió adoptar una actitud positiva, y la ayudamos evitándole en la medida de lo posible dolores y sufrimientos, con todo lo cual sobrevivió durante varios años en unión amorosa con su familia. Muchas experiencias como ésta nos han convencido de que, como médicos, sin ocultar la verdad, debemos tratar de estimular siempre, en lo máximo posible, un buen estado de ánimo en nuestros pacientes.

En 1979, Jerome Frank, brillante psiquiatra de la Universidad deJohns Hopkins, Baltimore, U.S.A., fue invitado por los Dres. Renato Alarcón y Alberto Perales(2) a dar, en Lima, conferencias sobre psicoterapia, y tuve la suerte de entablar con él una gran amistad. En varias de mis visitas a la Universidad de Johns Hopkins, conversé con el Dr. Frank sobre las diversas escuelas psicológicas, especialmente las creadas por Freud, Pavlov, conductistas, teóricos del aprendizaje, y Beck, y me obsequió dos libros que había publicado sobre sus investigaciones en el campo de la psicoterapia (3,4).

Frank y sus colaboradores habían demostrado, con brillantes experimentos, que en personas enfermas que tienden a entrar en un estado de desmoralización por el sufrimiento que les causa su enfermedad, para conseguir en ellas un buen efecto psicoterapéutico y, consecuentemente, mejorar su proceso, es importante: a) aumentar sus esperanzas de curación; y b) hacerles recuperar sensación de autodominio de su problema (2,5).

La última vez que visité al profesor Frank, poco antes de su fallecimiento, me recomendó que leyera un libro sobre"The lost art of healing" ("El arte perdido de la curación") (6). En uno de sus capítulos, el autor había tratado sobre "words that maim" (''palabras que dañan"), y en otro, sobre "words that heal" ("palabras que curan"), haciendo mucho hincapié en la forma como los médicos debemos promover actitudes positivas y no negativas en nuestros pacientes (6).

Tomando en cuenta las experiencias y reflexiones que he mencionado, siempre que obtengo historia clínica en mis pacientes, y llevo a cabo su examen fisico, tengo mucho cuidado de no expresar ideas o adoptar comportamientos que pudieran traumatizarlos mentalmente. Por el contrario, he descubierto que les hace mucho bien el descartar los síntomas y signos que alejan la posibilidad de situaciones peligrosas. Por ejemplo, si durante el examen fisico se menciona que el pulso está bien, que el color de las palmas de las manos y el de las conjuntivas de los ojos indican un buen nivel de hemoglobina, que el cuello y la glándula tiroides se encuentran sin alteraciones, que el corazón y los pulmones se escuchan bien a la auscultación, que el hígado y el bazo tienen tamaños normales, y que no se encuentran anormalidades al examinar el resto del abdomen, etc., etc., todo esto mejora el estado emocional de los pacientes. Y cuando se comentan con ellos las posibilidades diagnósticas, exámenes auxiliares que vale la pena llevar a cabo, y, cuando vuelven con los resultados de los exámenes realizados, lo que se ha encontrado, y lo que conviene indicar como tratamiento, siempre es valioso estimularles un estado de ánimo positivo.

En esta forma, y de acuerdo con los geniales aportes de Frank y colaboradores (2), estaremos haciendo una valiosa psicoterapia en nuestra práctica clínica.

Referencias Bibliográficas

  1. Sapolsky R. Why do zebms don't get ulcers? A guide to stress, stress-related diseases and coping. WH Freeman and Company,NewYork; 1995:132-164.
  2. Perales C. A, Alarcón G. R. Psicotempia: ¿Ciencia o arte?. (Actas del 11 Simposio de Psicotempia Individual). Editoriales Unidas S.A., Lima, Perú, 1979.
  3. Frank JD. Persuasion and healing. A compamtive study of psychothempy. Third printing, revised edition. The Johns Hopkins University Press, Baltimore andLondon, 1974.
  4. Frank JD. Psychothempy and the human predicament. A psychosocial approach. SchockenBooks, New York, 1978.
  5. Frank JD. Therapeutic components of psychoterapy. C.H.BoehringerSohn, Ingelheim am.Rhein, 1975.
  6. Lown, B. The lost art of healing. Houghton Mifllin Company, Boston, NewYork, 1996.

' Gastreonterólogo. Profesor Emérito. Profesor Investigador. Profesor de la Escuela de Postgrado de Medicina "Víctor Alzamora Castro", Titular de la Cátedra de Historia y Filosofia de la Medicina, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Perú.